Cada 8 de marzo se conmemora internacionalmente el día mundial de la mujer trabajadora, un suceso que tuvo como protagonistas a las mujeres, a la patronal y las fuerzas de seguridad, y marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres fueron quemadas en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. Es decir el surgimiento de este día va asociado a las condiciones diferenciales de explotación y de opresión que vivimos las mujeres en el corazón del capitalismo.
Todos los 8 de marzo a nivel mundial nos unimos para denunciar y visibilizar el genocidio al que somos expuestas por nuestra condición de género y también de clase. Denunciar las diversas formas de opresión que en nuestra vida social y cotidiana somos sometidas por el sólo hecho de ser mujeres. Gritar de diversas formas que la deuda es con Nosotrxs. Hoy nuestra agenda se ha ampliado producto de las luchas que llevan adelante las disidencias y podemos decir que cada vez somos más en las calles, en los lugares de trabajo, en los barrios, haciéndonos conscientes de la desigualdad a la que nos somete este capitalismo patriarcal.
¿Cómo se manifiesta esa desigualdad?
Sin dudas la pandemia modificó sustancialmente la vida de todxs, de la misma manera que reforzó los estereotipos de género, la doble/triple tarea sin remuneración, el sistema político tendió a masculinizarse de una manera apabullante; mientras la precarización, la pobreza, el hambre asumen cada vez más el rostro de las mujeres y disidencias como parte de esa inmensa mayoría de niñxs y de viejxs que también nos acompañan. Las tareas del cuidado, si bien están hoy en agenda, no dejan de ser un discurso sobre el que hay que abordar con políticas sociales por parte del Estado y de las instituciones que forman parte del mismo de una u otra manera. La universidad pública es una de ellas.
En el sistema universitario esa desigualdad de poder y de género se expresa en la enseñanza, la investigación, la extensión, reproduciendo modelos patriarcales, sexistas y androcéntricos, que no sólo se expresan en acosos áulicos, en espacios de trabajo, en el uso de las jerarquías para garantizar silencios y sometimientos, relegadas en el acceso a los puestos de mayor jerarquía, las titularidades de las cátedras y asignaturas y los espacios de toma de decisión. La estructura sindical es hegemónicamente patriarcal, con enormes resistencias a ir modificando las mismas; somos pocas las que ocupamos cargos de representación gremial, y hacerlo siempre implica estar confrontando con ese techo de cristal propio de las alianzas masculinizantes.
Paramos y nos movilizamos porque:
- La deuda es con nosotres, decimos basta de ajuste de los gobiernos y el FMI.
- Decimos basta al saqueo de nuestro territorios y al ecocidio.
- Reclamamos condiciones dignas de trabajo para todes.
- Necesitamos sindicatos libres de violencias.
- Queremos la paridad en los sindicatos.
- Es necesario el reconocimiento a las condiciones dignas de trabajo para las trabajadoras de la economía popular.
- La aplicación de la ley Micaela debe garantizarse en los sindicatos.
- Es imprescindible un mayor presupuesto para políticas públicas de prevención y erradicación de las violencias.
- Reclamamos una Reforma judicial feminista.
- Separación de la iglesia del Estado.
- Se haga efectiva la implementación de la ley IVE.
- Se lleve a cabo la extensión de la reparación histórica travesti-trans.
- Se continúe ampliando el cupo laboral travesti-trans en las instituciones públicas y privadas.
- Es necesario un pleno acceso a la salud sexual y a los derechos reproductivos de todes.
- Absolución para Higui y Cese del hostigamiento a Nadia Schujman.