Las obras sociales en general, las universitarias en particular se encuentran frente a una crisis financiera inédita como consecuencia del brutal ajuste salarial que venimos sufriendo el conjunto de la clase trabajadora por parte de las políticas económicas implementadas por el gobierno de Milei. Esta crisis también es una consecuencia de los siderales y sistemáticos aumentos en las prestaciones e insumos de salud. Por ello, el pasado 5 de julio el Consejo Nacional de Obras Sociales Universitarias (COSUN) declaró la emergencia presupuestaria y prestacional del sub-sistema, integrado actualmente por 30 obras sociales emplazadas a lo largo y ancho del país.
En este contexto general, el pasado 11 de julio el Consejo Superior de la UNLu aprobó, por mayoría, la convocatoria a la Asamblea Extraordinaria de afiliadxs de la DASMI, en la que se pondrá a consideración un Proyecto de Estatuto (aprobado por el CS en 2022): con el que se le daría fin a la DASMI tal como la conocemos hasta hoy, y se crearía la “OSUNLu”, una obra social universitaria con independencia o individualidad jurídica de la UNLu en el marco de Ley 24.741.
Desde ADUNLu consideramos que el Proyecto en cuestión carece de determinadas certezas o definiciones, vinculadas fundamentalmente al Presupuesto y Financiamiento, que no brindan garantías sobre la sostenibilidad económica de la nueva obra social a corto y mediano plazo. Para que este objetivo sea posible, hoy es necesario que la contribución mensual de la Universidad (6% por ley) se calcule sobre la base de Jornada Laboral Completa de sus empleados; que se garanticen anualmente las partidas presupuestarias necesarias para el pago mensual del Personal administrativo y de mantenimiento de la obra social (recordemos que durante largos años DASMI pagó irregularmente el salario de sus empleados, lo que provocó una gran descapitalización para la OS); y, entre otros puntos, el resguardo patrimonial de la actual DASMI.
Lógicamente, esta situación de incertidumbre y crisis debe ponernos en estado de alerta, deliberación y movilización en pos de garantizar colectivamente, como desde hace casi tres décadas, que lxs trabajadores de la UNLu tengamos una obra social propia, solidaria y con las prestaciones necesarias. Lo mencionado nos afecta a todos, no solamente a los trabajadores activos, sino también a los jubilados que dedicaron toda su vida a nuestra obra social con el objetivo de fortalecerla. Es fundamental que la institución los acompañe en esta etapa de jubileo, reconociendo su contribución y garantizando su bienestar.
En este sentido, nos pronunciamos por la defensa y la construcción de una obra social universitaria que no quede supeditada a intereses sectoriales ajenos a nuestra comunidad universitaria ni a los negocios que las corporaciones empresariales y la industria farmacológica intentan perpetuar atentando contra la seguridad social y la salud de todxs lxs trabajadorxs.
Defendamos y sostengamos nuestras obras sociales universitarias como un mandato colectivo de la docencia.